7.30.2012


No es justo. No es justo que vengas y arruines todo. Un buen día llamaste a la puerta de mi vida. Miré por la mirilla, no te conocía. Y yo, la muy idiota, abrí sin preguntar. Antes de que pudiera reaccionar, entraste muy cómodamente y aquí te has quedado, atrancado, sin poder salir. Y ahora me controlas como si nada. No te das cuenta, pero me has convertido en alguien en quien nunca pensé ser. Yo antes era feliz. ¿Y por que ahora no? Porque ahora soy el perro guardián que se queda esperando a su dueño día y noche pero el no viene. Y luego, cuando vuelves, siempre tienes una excusa barata que yo me trago, con dificultad, como cuando estas enferma y tienes que tomarte una medicina a la fuerza. “pues olvídalo  no pienses mas en el”, me dicen todas. Creo que será lo mejor. Pero olvidarte no es borrar de mi memoria cada palabra que me dijiste y cada vez que me hiciste sonreír. Olvidarte es volver al pasado, y en vez de abrirte la puerta de mi vida, hacer como si no hubiera escuchado el timbre. 

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